
Mitos de los lácteos
Publicado el 28/10/2014
Dos de los motivos fundamentales por los que las personas deciden abandonar la leche o dejar de comer queso, es por la fama de ser productos que engordan así como por la intolerancia a la lactosa más o menos pronunciada de la que padecemos todos.
Respecto al primero de las motivaciones por las que abandonamos los lácteos (nuestra principal fuente de calcio), el hecho de que puedan hacernos engordar, Marta Gámez, directora técnica de Grupo NC Salud aclara afirmaba recientemente que “Consumir lácteos junto con una dieta variada y moderada, no pone en peligro nuestro peso. En cualquier caso, todo depende de la cantidad total de lácteos que se consuman al día (a mayor cantidad, mayor conveniencia del uso de desnatados)”.
De hecho, publicación reciente en «The American Journal of Clinical Nutrition», el doctor Arne Astrup, jefe del departamento de Nutrición de la Universidad de Copehague, recuerda que estudios observacionales han revelado que la relación entre el consumo de leche y sus derivados y la incidencia de enfermedad cardiovascular es inversa. Astrup también se refiere a que el calcio y otros componentes bioactivos podrían modificar los efectos de las grasas saturadas en los niveles de colesterol malo y triglicéridos.
Por último, respecto a los problemas de intolerancia e indigestión que producen la leche, tampoco son del todo ciertos, ya que la mayoría de las personas de nuestra sociedad seguimos ingiriendo productos lácteos después de la niñez, del desarrollo de nuestros huesos, tolerándola de forma natural.